Monday, November 21, 2011

Espacio Laical Editorial Urging Party to Consider Substantial Change

Digital supplement No. 153/ November 2011

Editorial: Rectify the Course

For many years now the Cuban people have demanded substantial changes that would make life more prosperous and balanced. In this sense, the country has expected much of its authorities and has been quite generous. However, although there have been important changes, like the disbursement of land, the establishment of self employment, and the recent reforms related to the sale of automobiles and housing, the people feel like nothing significant has happened, capable of renewing livelihood and extinguishing hopelessness.

Important economic, social, political, spiritual, and even symbolic changes are lacking in Cuba. Such reforms, logically, must be done in an orderly way, which requires a degree of gradualism. However, we cannot give ourselves the luxury of confusing such gradualism with a lack of clarity and swiftness. The transformations must be orderly, unhurried, but without pause, that is, step-by-step without losing control, as urgently and a comprehensively as possible. It would be a shame for the current generations of Cubans to have to suffer the pain of seeing their aspirations truncated by a lack of opportunities for living a full life.

We reiterate: reforms have been made and we expect there are more to come. But so far the most important one is missing: the recasting of citizenship. It is essential that all Cubans can, and want, to participate in the promotion of proposals for national change, in the debate surrounding them, in the approval of those brought forth by consensus, and in the execution of the policies intended to implement them. In this way, change will be built upon the renewal of our social pact, and both (the pact as well as the overall changes) will be founded in citizen participation, in popular sovereignty.

Exercising said citizenship, we wish to emphasize that certain adjustments cannot wait. Among those are the institutionalization of all kinds of cooperatives as well as small and medium size businesses, along with everything that implies in terms of the market, infrastructure, and finances; and authorization for self employment in professional fields. These measures would be very effective in accelerating creativity and growth of production and services. However, this will not be enough. It will still be necessary to promote the participation of civil society by recognizing the autonomy of social organizations as well as by opening up the mass media to the nation's diverse opinions. We need to restructure the mechanisms of popular power so that each one of the institutions of public power possesses the authority that corresponds to it and so that the sovereignty of the country radiates out to the people in an increasingly effective way. The Cuban Communist Party (PCC) needs to be renovated and its relationship to society, the State, and the government redefined.

Many Cubans have expected, with demonstrated patience and certain confidence, that such measures along with the institutionalization of citizen participation and social dialogue will be announced. However, symbolic moments that could've launched -with the necessary intensity-a process of this nature have passed by without the expected changes. Historic dates that could've served to call for a reorientation of the nation's course have slipped by, such as the 26th of July celebrations or the Party Congress, where important but limited proposals for change were approved. Currently the First National Conference of the Cuban Communist Party is being organized to be held in January. A significant segment of society has great expectations for this event. But the publication of the Base Document, which is intended to orient the preparatory and the Conference discussions, have left those with hope of renewal a bit concerned.

The Base Document lacks numerous topics that the people had hoped to see on the agenda. On the contrary, it reveals a Party attached to dogmas that have failed on other occasions and clinging to a very vertical relationship with society. In Cuba, in order for any reform to become reality, political innovation is needed, and that will not happen if it doesn't begin with the CCP -the organization responsible for leading the changes that we want to see. Without a political will that demonstrates a commitment to building true national consensus, no reform can be successful, even if it is borne of the conviction of the highest authorities of government.

We urge the so-called historical generation to not miss their last opportunity, presented by the First National Conference of the CCP, to support substantial changes and to summons the people to carry them out. It would be disadvantageous to put the hope for important changes on hold and let time pass leaving it to others, in the future, to carry them out.

(Unofficial translation by Dawn Gable)



Suplemento Digital No.153 / Noviembre 2011
EDITORIAL
Rectificar el rumbo

Desde hace años la sociedad cubana demanda grandes cambios que puedan hacer más prospera y equilibrada la vida nacional. En ese sentido, el país ha esperado mucho de las autoridades, con bastante generosidad. No obstante -aunque se han logrado cambios importantes, como la entrega de tierra y el establecimiento del cuentapropismo, así como las recientes reformas relacionadas con el traspaso de propiedad de los automóviles y las viviendas-, el pueblo siente que no ocurre algo grande, capaz de renovar la vida y desterrar la desesperanza.

En Cuba hacen falta importantes cambios económicos, sociales, políticos, espirituales y hasta simbólicos. Estas reformas, como es lógico, tendrán que ser ordenadas y esto exige de cierta gradualidad. Sin embargo, no podemos darnos el lujo de confundir tal gradualidad con falta de claridad y de celeridad. Las transformaciones deberán ser ordenadas, sin prisa pero sin pausa, o sea, paso a paso y sin perderse el orden, pero con el mayor apremio y hacia la mayor integralidad posible. Sería penoso que las actuales generaciones de cubanos tuvieran que sufrir el dolor de ver sus aspiraciones truncadas por la falta de oportunidades para acceder a una vida plena.

Reiteramos, se han hecho reformas, y suponemos que se efectuarán otras, pero hasta ahora falta la más importante: la refundación de la ciudadanía. Se hace imprescindible que todos los cubanos puedan –y quieran- participar en la promoción de propuestas de cambios nacionales, en el debate sobre los mismos, en la aprobación de los que resulten consensuados y en la ejecución de las políticas que pretendan concretarlos. De esta manera, el cambio se estructuraría sobre la base de la renovación de nuestro pacto social y ambas realidades (tanto el pacto social como el cambio en todos los ámbitos) se fundamentarían en el desempeño de la ciudadanía, en la soberanía popular.

Haciendo ejercicio de dicha ciudadanía, deseamos exponer que ciertos ajustes no deben esperar. Entre ellos se encuentran la institucionalización de las cooperativas de todo tipo, así como la pequeña y la mediana empresa, con lo que esto implica en materia de mercado, de infraestructura y de finanzas; y la autorización para el desempeño autónomo de las profesiones. Estas medidas serían muy efectivas para acelerar la creatividad y el crecimiento de la producción y de los servicios. Sin embargo, con esto no bastaría. Haría falta también promover el desempeño de la sociedad civil y para ello se hace necesario conseguir la autonomía de las organizaciones sociales, así como la apertura definitiva de nuestros medios masivos de comunicación a la diversidad de criterios de la nación. Requerimos de una reestructuración de los mecanismos del poder popular, para que cada una de las instituciones del poder público posea la autoridad que le corresponda y radique en el pueblo, de forma cada vez más efectiva, la soberanía del país; así como la renovación del Partido Comunista de Cuba (PCC) y el replanteamiento de su relación con la sociedad, el Estado y el gobierno.

Muchísimos cubanos han esperado, con demostrada paciencia y cierta confianza, que sean anunciadas mediadas como estas y que se convoque a institucionalizar la participación ciudadana y el diálogo social. No obstante, han ido pasando los momentos simbólicos que hubieran podido desatar –con la intensidad requerida- un proceso de esta índole, sin que ocurra lo esperado. Han quedado atrás fechas que históricamente sirvieron para convocar al pueblo a reorientar el camino nacional, como por ejemplo las celebraciones por el 26 de julio y VI Congreso del PCC, que aprobó importantes pero limitadas propuestas de cambios. Ahora se organiza la Primera Conferencia Nacional del PCC, que deberá celebrarse el próximo mes de enero. Grandes han sido las expectativas de un sector significativo de la sociedad en relación con este evento, pero la publicación del Documento Base, que pretende orientar las discusiones preparatorias del encuentro y las de la Conferencia misma, han dejado preocupados a muchos que poseían alguna esperanza de renovación.

En dicho Documento Base faltan innumerables temas que el pueblo esperaba que aparecieran en la agenda del evento. Por otro lado, presenta a un PCC apegado a dogmas fracasados en otras experiencias, y aferrado a una relación muy vertical con la sociedad. En Cuba, cualquier reforma que aspire a trascender tiene que pasar por la innovación política, y esta última no ocurrirá si no comienza por el PCC, organización llamada a liderar los cambios que hemos de realizar. Sin una fuerza política que despliegue el quehacer de construir consensos a partir del país real, no hay reforma que pueda tener éxito, aunque la misma sea una convicción de las más altas autoridades del gobierno.

Instamos a que la Primera Conferencia Nacional del PCC, último momento de la llamada generación histórica para aportar cambios sustanciales y convocar al pueblo a realizarlos, no pierda esta oportunidad. Sería inconveniente contener la esperanza en los grandes cambios y dejar pasar el tiempo para que otros, más adelante, sean quienes los lleven a cabo.

La revista Espacio Laical puede ser vista en www.espaciolaical.org
o adquirida en la Casa Laical, sita en Teniente Rey #152 (tercer piso) e/ Bernaza y Villegas, La Habana Vieja.



CRÉDITOS:
Equipo de redacción: José Ramón Pérez, Roberto Veiga, Lenier González y Alexis Pestano.// Diseño: Ballate

No comments:

Post a Comment